¡Ciao! Terminaron las vacaciones del blog, y que mejor manera que volver a la bloggosfera que con un pequeño maratón de reseñas para ponernos poco a poco al día. Primeramente, hoy os presento la reseña número 62 (como pasa el tiempo eh), sobre un libro que me sorprendió mucho y leí para el Club de Lectura del blog Sintonía Literaria.  La tenía pendiente desde hace casi dos meses, pero como soy un desastre... Dentro reseña.

Antes de adentrarme en esta novela solo había leído otro libro de la autora, "Dónde los árboles cantan", y realmente había sido una gran experiencia, así que cuando me apunté al grupo de lectura y nos dijeron cuál era el libro escogido me encantó. No pude hacerme con él hasta finales de mes, pero en apenas 2 días lo devoré.


Nada más leer la sinopsis me creé una imagen bastante errónea de como podía ser la historia, y me alegro por mi equivocación, pues mi idea de cómo sería la novela, sumado a las primeras páginas, daban como resultado una novela típica, donde la hada renunciase a todo por amor, y que sabía que no la iba a disfrutar. Por suerte me equivoqué, Laura Gallego me sorprendió con algo diferente con pequeñas menciones a los cuentos clásicos que todos hemos leído de pequeños. Estas apariciones me encantaron y me retaba a mi misma a buscar semblanzas en sus páginas con los cuentos. Princesas, brujas malas y hadas llenan las páginas del libro, pero no todo es como nos contaron y la autora le da una vuelta a las ideas preconcebidas que tenemos de una manera muy original.

Partiendo de una narración muy amena, la pluma de la autora nos sumerge en los bosques medievales y nos presenta a Camelia, la protagonista. Ella tiene dos etapas muy diferenciadas que van acorde con los giros que va tomando la lectura. Primero vemos un hada bondadosa, entregada, que no descansa ni un momento para satisfacer a todos sus ahijados, pero todo ese egoísmo por parte de los niños termina pasándole factura y hacía la mitad del libro tenemos una hada más oscura, una hada que me encantó. Por desgracia no ha sido un personaje que me consiguiese enganchar, y eso es culpa de la aparición en escena de un nuevo ahijado, Simón. La hada intenta cumplir todo lo que pide el muchacho pero *SPOILER* termina enamorada de él y sus sentimientos no son correspondidos. Hasta entonces me gustaba la novela, pero ¿enserio? ¿se enamora? Eso dice ella, pero yo no vi ninguna señal ni corazones flotando ni nada. *FIN* Allí empezó a olerme todo a chamusquina, hubiera preferido que el cambio fuera por el egoísmo, más que evidente, de sus ahijados, quienes son todos una panda de buitres que no la dejan ni descansar.

Camelia, como ya he dicho no me enganchó, pero hay personajes bastante peores. Los ahijados, egoístas y traidores, me hicieron hervir la sangre durante todo el relato. Simón y su amada princesa, tonto el uno tonto él otro. De ella me esperaba lo que hace y cómo responde hacía la versión oscura del hada, pero de Simón no. Ella lo ayudó y por tanto empeño que puso terminó con toda su bondad y él parece que ni se acuerda. En serio, un personaje que me decepcionó un montón, sobretodo por la escena final, ¡esperaba algo más! Pensaba que se daría cuenta de sus equivocaciones y mostraría compasión y arrepentimiento, pero no, una estatua de hielo (con semejantes ahijados yo ya me habría retirado de la profesión).
En estos casos siempre opino lo mismo, cuando unos personajes te caen mal es que la autora lo está haciendo bien, porque te trasmite algo, prefiero eso a que me dejen indiferente.

Por suerte no todos son odiosos, tenemos a Ren, un zorro amigo de nuestra hada, que aporta un toque muy divertido a la trama. Él sí es un amigo; atento, responsable... Las otras compañeras de Camelia, si bien no me han llegado, tampoco están mal. Me ha gustado ver como cada una tomaba su camino y se forjaba a si misma con el tiempo.

Las dos partes de la novela tienen sus puntos buenos y malos. La primera nos muestra unos personajes que no terminan de tener garra, pero lo suple con unos diálogos muy cómicos e irónicos que nos permiten conocer las diferentes personalidades de nuestros sujetos y la segunda es más trepidante gracias a el matiz oscuro que se crea.

Algo que me ha encantado es el cuidado de la autora da al tiempo. Desde que empiezas hasta que terminas la novela pasan bastantes años y cuando cierras el libro te das cuenta de los cambios que han experimentado, no sólo físicamente sino mentalmente también, y eso es algo que aporta mucho realismo al libro.

Para concluir me gustaría hablar del final, ¡que tensión, que sufrimiento! Las últimas páginas me han mantenido enganchada al libro, no podía soltarme. Cuando he visto que no me quedaban más páginas por leer me ha sabido mal incluso. Me había encariñado tanto del mundo del libro, me había sentido como una habitante más del bosque... El final, como podéis ver, es perfecto y lo mejor de todo, completamente inesperado. Temes que todo salga mal, que lo que parece que está a punto de pasar suceda, pero al final ves como un rayito de esperanza que te alegra las últimas palabras.